Israel se enfrentó ayer 27 de mayo, a una ola de condenas internacionales por un bombardeo que, según las autoridades de Gaza, mató a 45 personas la noche del domingo en un campo de desplazados en Rafah, en el sur del territorio palestino.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lamentó un "accidente trágico" y anunció que su gobierno estaba "investigando" lo sucedido.
El bombardeo se llevó a cabo en la noche del domingo en el marco de la ofensiva emprendida por Israel contra Hamás hace más de siete meses, a raíz del mortífero ataque de comandos islamistas de Hamás en territorio israelí el 7 de octubre.
Según el ejército israelí, el bombardeo tenía como objetivo a milicianos de Hamás y los aviones lograron golpear "una instalación" del grupo, matando a dos altos cargos.
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, condenó el bombardeo israelí que "mató a numerosos civiles inocentes que sólo buscaban refugio de este mortífero conflicto".
"Ya no hay lugar seguro en Gaza. Este horror debe parar", añadió Guterres en una publicación en las redes sociales.
Diplomáticos anunciaron que el Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá el martes en una sesión de emergencia para discutir el ataque.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo en la red social X que "estas operaciones" deben "cesar" y el jefe de la política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, afirmó estar "horrorizado" por la noticia.
Egipto denunció un "ataque contra civiles indefensos", Jordania acusó a Israel de cometer "crímenes de guerra" y Arabia Saudita condenó "las continuas masacres cometidas por las fuerzas de ocupación israelíes".
El bombardeo se produjo horas después de que Hamás disparara cohetes contra la ciudad israelí de Tel Aviv y otras zonas del centro de Israel. Las defensas aéreas israelíes derribaron a la mayoría de los cohetes y no se registraron víctimas.
"Las personas no fueron heridas ni asesinadas: fueron carbonizadas", lamenta Mohamad Hamad.
En medio de los escombros, los niños recogieron bolsas de papas fritas que se salvaron de las llamas mientras que un grupo de hombres limpiaba lo que queda de las carpas.
"Acabábamos de terminar la oración de la noche (...) nuestros hijos estaban durmiendo, de repente oímos un fuerte ruido y vimos fuego por todos lados. Los niños gritaban, el ruido era aterrador", contó un sobreviviente a la agencia AFP que no quiso ser identificado.
Mohammad Hamad, de 24 años, dijo que "las personas no fueron heridas ni asesinadas: hubo quemados".
"La hija de mi primo, una niña de 13 años como máximo, fue una de las 'mártires'. Tenía los rasgos irreconocibles porque la metralla le arrancó la cara", continúa Hamad, de 24 años.
Turquía prometió hacer "todo lo posible para que estos bárbaros y asesinos rindan cuentas".
Catar, que actúa como mediador junto a Estados Unidos y Egipto para lograr una tregua en el conflicto y la liberación de los rehenes retenidos por los islamistas en la Franja, advirtió que el bombardeo podría "obstaculizar" esas negociaciones.