La reciente decisión de Estados Unidos de dejar las inspecciones de aguacates mexicanos en manos del gobierno de México ha generado indignación entre los agricultores de California. Desde 1997, inspectores del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) han supervisado los plantíos en México para prevenir la importación de aguacates con plagas o enfermedades.
Sin embargo, estos inspectores han enfrentado amenazas y violencia, especialmente en Michoacán, donde el crimen organizado extorsiona a los agricultores.
Los agricultores californianos temen que los inspectores mexicanos no puedan resistir las presiones locales y sostienen que este cambio pone en riesgo sus cultivos.
La Comisión de Aguacates de California envió una carta abierta al secretario de Agricultura de EE.UU., Tom Vilsack, expresando su preocupación de que este cambio debilite la protección frente a pestes, cuestionando la capacidad del gobierno mexicano para cumplir con los estándares necesarios.
El conflicto no es nuevo. En 2022, un inspector estadounidense en Michoacán fue amenazado después de rechazar un cargamento sospechoso, lo que llevó a la suspensión temporal de las inspecciones.
Recientemente, la Embajada de EE.UU. en México ha insistido en la necesidad de una "implementación rigurosa" de programas de certificación locales para asegurar que los aguacates exportados no provengan de fuentes ilegales o deforestadas.
Aunque México provee el 80% de los aguacates importados en EE.UU., y los agricultores estadounidenses no pueden satisfacer la demanda durante todo el año, la seguridad de los inspectores y la integridad del proceso de exportación siguen siendo temas de preocupación.