Un conflicto violento se desató en Técpan de Galeana, Guerrero, tras la aparición del grupo armado Guerrero Nueva Generación (GNG) en un video donde afirmaban llegar al municipio para enfrentar al Cártel de Los Granados, presuntamente vinculado con la alcaldesa Alba Soberanis Hernández y la policía local. En el mismo mensaje, el GNG aseguró que su objetivo era limpiar la zona de la influencia de Los Granados, un grupo que, según declaraciones, había extendido su control a través de autoridades municipales.
La confrontación estalló pocas horas después cuando el GNG se enfrentó con sicarios de Los Granados en la localidad. Sin embargo, elementos de la SEDENA se involucraron tras recibir supuestas solicitudes de apoyo militar, presuntamente instigadas por la alcaldesa y el líder de Los Granados, lo que desvió el enfrentamiento hacia el GNG. El saldo de este enfrentamiento fue devastador: 19 sicarios abatidos y 15 detenidos, entre los cuales se encontraban 10 guatemaltecos, un salvadoreño y cuatro mexicanos.
El incidente plantea la posible conexión de estos grupos con redes criminales transnacionales, especialmente tras el reciente despliegue de grupos asociados al CJNG, quienes en Chiapas emplearon a sicarios de origen centroamericano bajo las siglas CGYC (Cártel de Guatemala y Chiapas). De manera similar, se sospecha que el GNG sea una extensión local del CJNG, empleando fuerzas de otras nacionalidades para mantener un bajo perfil y responder a los rechazos comunitarios que anteriormente enfrentaron en la región.
Las fuerzas de seguridad también incautaron un arsenal compuesto por 21 armas largas, más de 5,500 cartuchos, 60 cargadores, equipo táctico diverso y 17 vehículos, tres de ellos con blindaje artesanal. Asimismo, hallaron 15 artefactos explosivos en posesión de los detenidos, lo cual representa un considerable riesgo para la estabilidad en la región.
Este incidente ha llevado a las autoridades a reforzar sus investigaciones para descubrir los posibles nexos entre GNG y actividades delictivas transnacionales, ya que la magnitud del armamento, la nacionalidad de algunos sicarios y el despliegue táctico reflejan una amenaza significativa para la seguridad pública en Guerrero.